Hoy nos hemos preguntado: ¿por qué al entrar a la ESO nos han adelantado la hora de entrada al instituto si todo el mundo siempre nos está diciendo que necesitamos dormir mucho?
Los alumnos de ESO y bachillerato de España entramos cada día a las ocho de la mañana en las aulas. Normalmente el horario de clases continuará hasta las dos o dos y media, y los alumnos comeremos a las tres.
El problema, señalan los expertos, es que estos horarios van en contra de nuestro reloj biológico, lo que significa que vivimos en un jet lag permanente. Nos hemos informado sobre el tema, para deciros lo que opinan diferentes expertos, sobre cómo nos puede afectar la falta de sueño y los beneficios que tiene empezar las clases más tarde.
Según Judith Owens, especialista del Sueño de Salud Infantil en Washington DC (EE.UU), asegura que la falta de sueño hace que crezcan las posibilidades de que tengamos depresión y ansiedad, además de que baja nuestro rendimiento académico. Esto también lo demuestra los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Washington y del Instituto Salk de Estudios Biológicos, que recoge la revista Science Advances. En este estudio, que se realizó en Seattle (EE.UU), se atrasó la entrada a los institutos de las 7:45 a las 8:50. Al hacer esto, consiguieron que los adolescentes durmieran unos 35 minutos más y la nota media subió un 4,5%.
También opina lo mismo Gonzalo Pin, director médico de la Unidad del sueño infantil de la clínica Quirón de Valencia y especialista en Medicina de los Trastornos del Sueño. Él demostró que el nivel de capacidad de atención y de aprendizaje de un adolescente a las ocho de la mañana “es mínimo” con su estudio europeo SHASTU (Sleep Habits in Student’s Performance) sobre la influencia de los hábitos del sueño en el rendimiento escolar y el estado emocional del alumnado entre los 3 y los 18 años. También, diferentes estudios en Estados Unidos, Alemania e Israel muestran, además de lo perjudicial que es para nosotros levantarnos tan pronto, que los adolescentes aprovecharíamos el 88% del tiempo que ganamos por las mañanas para dormir.
Por todo esto, nosotros creemos que deberíamos entrar más tarde a la escuela. Ya lo sentimos día a día, en las primeras clases es muy complicado concentrarse como también lo es salir de la cama a las siete. No entendemos cómo es que si los adolescentes hemos de dormir mucho, ¿por qué en la primaria empezábamos las clases a las nueve y en la secundaria a las ocho?
Por J.B, M.R. D.G y A.L